Son
cada vez más las personas que acuden a cursos de defensa personal para
tener la seguridad de que sabrán reaccionar ante una situación de
peligro. Estos cursos, sencillos y normalmente de duración breve,
combinan distintas artes marciales con consejos útiles y prácticos para
salir sin sufrir daños de ataques violentos de diversa índole.
La diferencia entre la defensa personal y las artes marciales radica en que, mientras en estas últimas se entrena para torneos y campeonatos, la defensa personal va dirigida a saber controlar situaciones reales. Por ello, es recomendable acudir a los cursos con ropa de calle en vez de kimono. Esto no impide que se recurra a técnicas propias de disciplinas como el aikido, el judo o el kárate. En ocasiones también se imparten nociones de yoga y tai-chi para trabajar la concentración y el control de situaciones de estrés.
El objetivo de estos cursos no es animar a utilizar la violencia. Por el contrario, se recuerda que la violencia es el último recurso, sólo se debe utilizar cuando el diálogo o una huida no surten efecto. Además, en los cursos se suele informar acerca de las consecuencias legales que tiene un enfrentamiento físico con la persona agresora.
En general, la primera parte del curso tiene que ver con la prevención. Se enseña al alumnado a estar en un estado permanente de alerta, prestando atención a guardar una distancia preventiva de todos los agentes que puedan representar un peligro. En la segunda parte se enseña a cómo actuar ante una posible agresión: cómo mantener la calma, cómo huir y, si esto no es posible, cómo intentar disuadir a la persona agresora.
La parte más importante del curso es la que prepara al alumnado para afrontar un enfrentamiento físico. La premisa de la autodefensa es lograr la máxima eficacia con el mínimo esfuerzo. Esto supone, más que una pelea, el empleo de movimientos muy concretos dirigidos a inmovilizar a la persona agresora.
Este tipo de cursos es frecuente en gimnasios aunque, por su corta duración, se pueden organizar en forma de jornadas o ciclos en centros sociales, culturales, universidades, etc. En academias y gimnasios a menudo se dan cursos específicos: para adolescentes, para mujeres, etc. El precio de los cursos varía de unos centros a otros, aunque también se suelen impartir cursos gratuitos organizados por instituciones, dirigidos, sobre todo, a mujeres.
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